No lo llames amor
¿Si duele? Yo dejé de comer, porque no sentía hambre. Dejé de beber, porque no tenía sed. No escribía porque dejé de pensar. Tampoco leía porque no tenía energía. Yo dejé de salir, porque mis ojos no querían ver ninguna luz. Y dejé de entender la vida, porque esa ya no me correspondía. Lo único que sentía, quería y entendía, era el dolor. Pero a eso no lo llames amor. A mí el amor me quitaba el hambre sí, porque volando se me olvidaban las horas. Me quitaba la sed, porque mi boca sólo quería besarle. A veces no escribía, es verdad, pero porque no tenía ni idea de lo que estaba pasando. Eso sí, leía, leía y releía cada uno de los te quiero, entre otras tantas frases que sólo el amor te permite releer. Dejé de salir, sin pensar en él. Dejé de entender la vida, sin incluirle a él. Y la verdad, que cuando había amor, ninguno de estos síntomas me dolía. Asique no, el amor no duele. El amor se vive, se disfruta y a veces se pierde. Y es entonces, cuando el cuerpo, ante su pérdida...